jueves, 12 de febrero de 2009

manuscritos de arquitectura: ¿qué es espacio en arquitectura?-6

Cuando no conoces al usuario final, es imposible llegar a acercarse a sus pasiones.

Es el verdadero problema de nuestro sistema productivo y no sólo en arquitectura.

Cuando adquieres un producto elaborado que esta bien hecho, estará pensado para dar una máxima calidad en el mejor de los casos lo que no es muy frecuente, pero:

¿Qué sabrá el fabricante de tus pasiones si no te vió en su vida?

¿Cómo te puede él traspasar sus pasiones?

Pero si cuando adquieres el producto, que si esta bien hecho y se adapta a tus necesidades te vendrá estupendamente, no puedes hablar con el productor, no conoces a quien te lo vendió y probablemente tu referencia es por medios unidireccionales publicitarios.

A veces cuando adquieres, por ejemplo, la leche en el super no sabes cual elegir, ni de donde viene y entonces te acuerdas de aquel pastor del pueblo que tenía una sola cabra y que vendía la leche enseguida porque se la quitaban de las manos.
Lo veías pasear con su cabra por las veredas y sabías que su cabra se llamaba "paquita".
Cuando tu tomabas esa leche de cabra es cuando podías notar que estabas tomando leche.

Para llegar a un punto de pasión es necesario el contacto humano. Si no es así estamos en un caso de onanismo mental, algo muy habitual por otra parte en la enseñanza y en la práctica de la profesion de arquitecto.

La arquitectura como el resto de productos de consumo se nos venden ya envueltos.
No se conoce al usuario.

Habitualmente se lo compras a alguien que no conoces y que ni siquiera sabe de verdad como es el producto.

Como algo que comprar, usar y en algunos casos disfrutar y en otros tener que vomitar.

Desgraciadamente nuestro mayor rastro es ingentes cantidades de restos que escretamos a la naturaleza.

Aquellas veredas por la que paseaba el pastor empiezan a notar los restos, es parte de la herencia podrida que les dejamos a los que vienen detrás.

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